lunes, 13 de diciembre de 2010

COMIDA DE NAVIDAD A LOMOS DEL CAVALL VERD

Excelente motivo de excursión para celebrar la comida de navidad en La Vall de Laguar con subida al Cavall Verd. Bonito recorrido que muchos ya conocíamos pero que merece la pena repetir por las vistas que disfrutamos y por la posterior comida en el Bar Restaurante Jalisco de Benimaurell en donde esta vez cambiamos el puchero o cocido de otros años, por el Cous-Cous estilo de la tierra.
En esta ocasión hemos acudido casi en masa (eramos 20), seguramente por dos motivos: por lo atractivo de la excursión y, para mí, el de la sorpresa que me tenían preparada toda la peña de terretauler@s con el regalo de esa estupenda cámara de fotos por parte de tod@s; aunque para ello tuve que aguantar durante toda la excursión las vejaciones hacia mi vieja cámara de fotos, pero mereció la pena.
¡Gracias por todo!. ¡Bon Nadal!.
Ramón T.

LEYENDA DEL CAVALL VERD

La triste historia de la expulsión de los moriscos de estas tierras ha dado lugar a leyendas, que como todas tienen su parte de verdad y su parte de fantasía. Una de ellas ha quedado inmortalizada en el nombre de una hermosa y curiosa montaña, el Cavall Vert.

La parte de verdad es que el 29 de septiembre del año 1609 Felipe III dictó el decreto de expulsión de los moriscos. Previamente ya habían desembarcado los tercios de Lombardía, Flandes y Nápoles. Las fuerzas militares del Duque de Gandía se reforzaron y al mando de las tropas gubernamentales se designó el general de campo, D. Agustín Mejía, quién ordenó al capitán Diego de Mesa fortificar Pego y vigilar los valles de Perpuchent, Alcalá, Gallinera y Ebo, con el fin de que estos moriscos quedaran aislados de los rebeldes de Alahuar, Jalón, Castell y Guadalest. Se intentó pactar con ellos, pero ante las reiteradas negativas moriscas, el 15 de noviembre se da la orden de atacar. Al mando de los insurrectos está un antiguo panadero, llamado Amed Al Mellini, natural de Beni-Campell. Como tantos otros moriscos que ejercían de labradores, carpinteros, herreros, etc, no aceptaba ni entendía porque debía abandonar su tierra. Su extirpe llevaba la friolera de 900 años por estos pagos de Alá y se resistía a abandonar la tierra en donde reposaban sus mayores, la tierra que le vio nacer y la tierra que trabajaba. Mellini -como ya lo hiciera 350 años antes al-Azrâq- convocó a todos los moriscos que no quisieron aceptar sumisamente la deportación.

Tras encarnizada lucha, los moriscos se ven obligados a remontar La Vall de Laguar (Alahuar). Primero cae el Castell de Azaharas, junto a Fontilles y retroceden ascendiendo hasta la cabecera del valle, para guarecerse en el último reducto, el Castell de Pop. Fortaleza emplazada en uno de los dos picos que forman el Cavall Vert. El 21 de noviembre se rindió el castillo.

¿Qué sucedió entonces? A esta cuestión responde la leyenda, obviamente cristiana, supongo que creada para atenuar la matanza brutal de moriscos.

La cresta de la montaña del Cavall Vert tiene una curiosa forma de silla de montar que une dos picos escarpados. La leyenda cuenta que Mellini, su familia y seguidores, desesperados y acorralados, subieron a la silla del Cavall Vert (precipicio que separa ambas cimas de 789 m). Allí oteaban el horizonte infinito, que alcanzaba ver hasta Ibiza, con la esperanza de que por fin apareciera en lontananza el Cavall Vert, que venido de oriente y ondeando el pendón verde de la media luna, les salvara de una muerte segura. La esperanza verde no llegó y los moriscos, antes de entregarse, se arrojaron por el precipicio. A esta silla rocosa se la denominó el Cavall Vert.

Después de este interesante rollito, pasamos a la parte gráfica con las fotos de Ramón y de Marián y Emilio y de Manuel Pelejero.